
Bueno, ya estoy de vuelta de mis minivacaciones por el norte. Estando un día en la playa, y sin la moleskine a mano (eso es
golpe de remo, por lo menos) cogí una piedra, le dibujé una carita y la incrusté en una roca. ¿Qué pensará quien la vea? Me gusta mucho este tipo de trabajo anónimo y del cual pierdes el contacto una vez hecho. En la próxima entrada, un dibujito marinero.
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